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Soy su destino, Christina.
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¿Lo es?
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- Deseo escapar de mi destino.
- Deseará volver a él.
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- ¿Dónde está la condesa Ebba?
- En su habitación, Su Majestad.
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La Reina es egoísta. Es fácil para ella.
Da órdenes y tú obedeces.
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¿Cuánto seguirás así?
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Cada vez que nos vemos,
prometes decirle...
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que me amas y quieres casarte,
y nunca lo haces.
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La Reina es tan dominante.
Sólo le preocupan sus propios asuntos.
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Nunca me pregunta.
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Su Majestad.
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Déjenos.
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- Perdóneme. Perdónelo.
- Es a ti a quien no puedo perdonar.
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No necesitas temer más mi dominio.
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Su Majestad, por favor.
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Fingiste interesarte en mí
y mis problemas.
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Tu compasión, tu preocupación...
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son mentiras
bajo las cuales me desprecias.
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No comprende, Su Majestad.
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El problema es, Ebba, que lo hago.
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Su Majestad.
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¿Ahora qué?
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Debo advertirle
sobre la inminente visita española.
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Suecia es la gran fortaleza protestante
de Europa.
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Por lo tanto, con los españoles,
debe ser educada pero reservada.
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Muy bien.
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¿Qué es esto?
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El pueblo sabe que el príncipe Charles
la está visitando.
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Están exaltados por eso.
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Quieren ver a su Reina.
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¿Debo sonreír para las masas, Canciller?
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No es demasiado por el pueblo.
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¡Queremos que el príncipe Charles
sea nuestro Rey!
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¡Christina, nuestra Reina!