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La encontré en una tiendita
de un barrio de Venecia.
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El trabajo de...
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- Siéntate, Paul.
- No, debo marcharme.
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- Debo decirte adiós.
- ¿Adiós?
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Sí. Me marcho al sur,
regreso al campo.
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No puedes hacer eso, hombre.
París es el centro...
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París no tiene nada para mí ya.
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Vamos, Paul.
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Somos viejos amigos.
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Dilo. ¿Qué ocurre?
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- ¿De veras quieres que te diga?
- Por supuesto.
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Eres muy rico ahora,
mundialmente famoso...
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...miembro de la Legión de Honor.
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Eres un hombre muy distinto
al que empezó conmigo en esa buhardilla.
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Y gritabas...
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"Quememos los libros
de los hipócritas...
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...y que sirvan para dar calor
a los hombres que buscan la verdad".
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A veces, siento deseos de darme
por vencido y pintar lo que...
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No, Émile.
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Un artista debe ser pobre.
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De lo contrario, su talento y su
barriga se ponen gordos e insípidos.
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Lo siento, Émile, tenía que decírtelo.
Eres mi amigo más viejo y querido.
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- No podía irme sin decirte esto.
- Paul.
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¿No te quedarás?
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Necesito que alguien me recuerde
los días difíciles, despreocupados...
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...luchando para afianzarnos.
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Tú nunca podrás volver a eso,
y yo nunca lo abandoné.
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Paul.