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e impotente.
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Llevaba uno.
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No se, pero las noticias
de Polonia son alarmantes.
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Nadie quiere la guerra y en cambio...
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Entonces no la haremos.
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Srta. Fischer, a veces surgen
circunstancias incontrolables.
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Esas circunstancias tan oportunas.
Es extraño que normalmente
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acaben en una guerra,
nunca oímos hablar de
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circunstancias incontrolables que
nos empujen a la paz ¿no?
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Mi hija es muy impulsiva.
Vamos, Carol, tenemos que
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saludar a otras personas, disculpe.
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¡Muy bien, hija!
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Vaya lata.
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Son gente respetable
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¡Hola!
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No te gustaría estar ahora
en Irlanda pescando, no hemos
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navegado ni nadado juntos
desde hace muchos meses...
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Ni hemos jugado a las cartas.
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¿Lo echas de menos?
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Hablando de pescar, ahí está
el almirante, haz tu trabajo.
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¡El hombre que se ha convertido
en Haverstock! ¿qué tal la travesía?
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Muy bien.
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Prefiero el de Richard Harly Davis.
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Yo también, cualquier cosa menos...
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¡Hola!
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Hola. Le presento a la Sra. Haverdy,
el Sr. Haverstock, corresponsal
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del Globe de Nueva York.
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Un corresponsal extranjero.
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Lo juro.
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Tiene cara de buen chico, no se
parece a los demás, tan atrevidos.
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Pero seguro que es encantador.
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No se si conocerá a un amigo mío,
Monty Rotingam, está en la embajada
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de Estambul.
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Ayúdeme con aquel caballero,
soy incapaz de entenderme con él.