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...y haciéndose el encantador.
- No es cierto.
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Quizá haya locura
en la rama femenina de la familia.
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Le han cogido un cariño
inexplicable.
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- Creen que estoy enamorado de María.
- Sólo mencionar el que pueda haber...
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...amor me pone
los pelos de punta.
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A mi me asombra que sea el padre
de una chica tan adorable.
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- Me ofende ese comentario.
- Y a mi cómo se mete en su vida.
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No tiene derecho a sentirse
ofendido por nada.
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Sr. Acuña, voy a volver
a Nueva York en el próximo avión.
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- ¿Qué?
- Ya puede romper el contrato.
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- He decidido largarme.
- ¿Ah, si? ¿Sin más?
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Si, señor, abandono ese necio
aprieto en el que me ha metido...
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...para que vuelva a ser
todo suyo.
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Entiendo. Quiere que piensen
que le he obligado a marcharse.
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¿No es eso lo que está haciendo?
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Quiere que María crea que es un mártir
sacrificado en el altar del amor.
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Tal comentario de locos no viene
del lado de la familia de su mujer.
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Sr. Davis, ha firmado
un contrato conmigo.
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Usted se queda
o le pongo una denuncia.
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- Ayer quería...
- Eso era antes de...
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...su penosa demostración de encanto.
Tengo un nuevo plan.
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Echará mano de su contrato
en la Sala Sky...
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...pero dejará en paz a María.
- ¿Y eso es un plan brillante?
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Así sabrá que la utilizó
para conseguir el contrato.
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Y, entonces, obviamente,
le aborrecerá.
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Estupendo.
¿Y después qué?
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Para mostrarle lo poco
que significó usted...
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...se enamorará inmediatamente
de un joven más aceptable.
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Uno de los muchos
que invitaré a mi casa.
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- ¿Cree que se enamorará tan deprisa?
- Sr. Davis...
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...tengo instinto para las respuestas
emocionales del corazón femenino.
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¿No cree que debería explicar
a María que...?
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No.
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- He pensado que tal vez...
- No.
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Nuestro objetivo común es
que ella le aborrezca, ¿no?
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Supongo.
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- Aunque pensándolo bien...
- No.
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Usted baile,
que ya me encargo yo de pensar.