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Puestos de vigilancia, ¿eh?
- A cada lado, Roberto,
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con dos centinelas de guardia.
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¿Dónde viven? - En la cabaña de los
obreros de la carretera, al otro lado.
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No se puede ver desde aquí.
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El otro puesto está a este lado,
en ese viejo aserradero.
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¿Cuántos hombres hay allí?
- Ocho y un cabo.
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¿Y en el otro puesto?
- Puede que más,
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lo averiguaremos. ¡Mira!
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Siempre escupen en el desfiladero.
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Trae suerte.
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¡Me gustaría poder escupir tan lejos!
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¡Roberto!
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El vigilante se parece
a uno de mi pueblo.
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Es aún muy joven.
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¿Tiene que morir?
- ¿No podrías hacerlo, Anselmo?
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Sí, mataría al centinela
dada la importancia del puente.
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Pero si sobrevivo,
intentaré vivir de manera
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que no haga daño a nadie
para ser perdonado.
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Vamos, llevemos la dinamita
a un lugar seguro.