:35:01
- Tenía miedo.
- ¿Miedo de qué?
:35:03
Miedo, eso es todo.
:35:05
Estaba muy inquieta. La imaginaba
dando a todos nuestra dirección.
:35:10
Pensaba que era indiferente
a nuestros problemas.
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que se preocupabas sólo
de su propia existencia.
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¡Qué tonta he sido!
:35:17
¿Te sientes mejor ahora?
¿Confías en mí?
:35:21
- Sí.
- Bien.
:35:23
Ahora siéntate.
Vas a escribir una carta.
:35:26
- ¿A quién?
- A mí.
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¿A ti?
:35:30
Será fácil.
La escribiremos juntas.
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¿Dónde has estado?
Nadie te ha visto en varios días.
:36:03
He tenido una experiencia fascinante.
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Paseaba por el Sena...
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e intentaba contar hasta mil
de un puente al otro.
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Si me pasaba de mil, daba
la vuelta y contaba más despacio.
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Subiendo las escaleras me dije...
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"Si llego al descansillo
con el pie izquierdo, he perdido"
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Por suerte, llegué con el derecho.
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¿Y qué te empuja a hacer
esa clase de ejercicios?
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La desesperación.
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¿La desesperación?
:36:30
Tengo que decírtelo aunque te hiera.
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Estoy enfermo. No puedo estar sin ella.
:36:36
Me las arreglé para verla otra vez.
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- ¿A quién?
- A la chica del bosque de Bolonia.
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Descubrí su retiro, gracias a ti.
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- ¿A mí? ¿Yo te di la dirección?
- Tú no. Tu boca.
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A veces nuestra mente deja
resbalar las palabras por la boca.
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-Se le llama meter la pata.
- Si metí la pata, lo lamento.
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- Tienes que hacerme un favor.
- ¿Cuál?
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Las damas de la plaza me rehuyen.