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De paseo el domingo
Y le enseñé ese domingo
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Que el amor tiene
un atractivo especial
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Luego la encontré junto a mí
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Y la abracé fuerte hacia mí
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Había tal luz dentro de mí
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En el carruaje
con cuatro caballos
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- ¿Sigue dormida?
- Sí.
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Me alegro de que mi canto
no le causara el mismo efecto a usted.
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Fue muy bonito.
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¿Cómo se llama?
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¿Importa? A un lacayo
lo llaman de muchas maneras.
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Pero su modo de hablar,
su destreza con la espada, su porte...
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Es más digno de una cuna noble,
incluso real.
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No hablemos de la realeza.
La detesto.
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Yo tampoco le tengo afecto.
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Qué cosas le hacen a la gente
como usted o como yo.
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Olvidémonos de ellos, ¿quiere?
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Disculpe.
No quería que se cayera.
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El camino es más irregular
a partir de aquí.
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Siempre supe que sería así.
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Repentinamente, sin nombres,
sin advertencia.
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¡Qué vergüenza!
¡Detenga el carruaje! ¡Baje ya mismo!