Hans Christian Andersen
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:46:00
Sí, y si has acabado de darte el atracón,
lo repetiré,

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porque volvemos a los ensayos.
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¡Bailaste el vals
como un elefante en la nieve!

:46:11
¿Qué has dicho?
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¡Que bailaste el vals
como un elefante en la nieve!

:46:17
¡Como un elefante que se había caído
e intentaba levantarse!

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¿Me oyes? ¿Te lo digo más alto?
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¡Cómo te atreves! Me deslomo
para que mis pasos sean perfectos.

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Para que tus estúpidos pasos de baile
gusten al público.

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No te deslomas lo suficiente.
¡Sigue el ritmo de la música para variar!

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No es que seas cruel,
es que no tienes corazón.

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¡Te encanta hacerme sufrir!
¡Te gustaría que te besara los pies!

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- ¡Así verías mejor los pasos!
- ¿Por qué te aguanto?

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¿Por qué lo soporto?
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Puedes llorar más.
Te he visto llorar mucho más.

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Eso, mi niña,
por inventarte lo de las zapatillas.

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¡Todos al escenario!
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A ver qué se te ocurre
para el ensayo de esta tarde.

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¿Has arreglado las zapatillas? Perfecto.
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- ¿Ve cómo la trata?
- Claro que sí.

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No te metas entre un marido y una mujer.
Es la mejor regla del mundo.

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¿Está casada con él?
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- ¿Con ese hombre?
- Y tan casada. Márchate.

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Nadie puede presenciar los ensayos.
Otra regla muy buena.

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¿Cuánto te debemos por las zapatillas?
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¿Cómo has podido?
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¿Cómo se ha casado una chica como tú
con un hombre como ése?

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¿Cómo puedo ayudarte?

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