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Debió de ser un descuido,
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porque acabamos
con 2.000 pelotas de ping-pong.
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Parecían una tontería al principio,
pero nos vinieron muy bien.
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¡Menuda
que si vinieron bien!
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¡Schulz!
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¿Pero qué es esto?
Tienes que salir de la litera.
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El delegado de Ginebra
viene a...
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¡Pero, bueno!
¿Te has peleado?
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¿Por qué no le regalas a tu esposa
medias de seda para Navidad?
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Vete al médico.
Tal vez, yo pueda... ¿Medias de seda?
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Quédatelas.
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Wunderbar! Quizá sean
demasiado wunderbar para ella, pero...
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pero hay una profesora de piano
en el pueblo...
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Y 200 cigarros para ti.
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¡200 cigarros!
¿Qué quieres de mí?
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- ¿Quién es él?
- ¿Quién?
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Tu compañero de trabajo.
¿Quién es?
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- No los quiero.
- Te doy 400.
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¡No! ¡No!
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Más te vale que me lo digas,
porque lo descubriré.
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¡Tendrán que matarme para pararme!
¡Dímelo!
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¿Que diga qué?
No, no sé nada.
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¿Cuántos quieres?
¿1.000?
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¡Cógelos!
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Cuando venga
el delegado de Ginebra,
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no quiero
que se quejen a él.
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Tengo órdenes del comandante
de informarle sobre el que se queje.
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A Dunbar le han dado una paliza
y sigue comerciando.