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No sé qué hay en tu corazón.
He intentado contarte qué hay en el mío.
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Pero es evidente que algo te preocupa,
y me gustaría ayudarte.
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Cada hombre debe encontrar su camino,
pero a veces consuela saber
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que otros también se sintieron
perdidos y desconcertados.
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Ten esperanza, Marcelo.
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El camino no es fácil, pero es una senda
que los hombres buenos deben tomar.
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Espero que encuentres el tuyo.
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El griego, Demetrius.
¿Dónde está?
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Arriba. La primera puerta
que encuentres.
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Levántate en presencia de tu amo.
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La túnica.
¿Dónde está?
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¿La túnica?
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- Aquí.
- No te acerques.
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Pareces enfermo.
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Ahí. Quémala.
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- ¿Por qué?
- Me ha embrujado.
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- No es posible.
- Te ordeno que la quemes. YA.
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¿Por qué le tienes miedo?
Yo no. Me acerca a quien la llevó.
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Te he ordenado que la quemes.
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Tendrás que hacerlo tú mismo.
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Haré que te azoten
y te vendan como esclavo de galeras.
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Te enseñaré quién es tu señor.
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Sé quién es mi señor.
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Le tienes miedo,
pero no sabes por qué.
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Crees que la túnica
te ha enfermado,