Les Diaboliques
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Para suicidarse en el Sena,
uno no necesita desvestirse.

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Mi hipótesis es mucho
menos trágica.

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Cuando digo hipótesis,
me refiero...

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¡Una mujer! Desde luego, tiene razón.
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Fui una estúpida por preocuparme
y molestarle a usted.

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- Coja esto.
- No, no. No le robaré su dinero.

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Recuerde nuestro acuerdo.
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Si no encuentro nada,
no me debe nada.

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Pero, no se preocupe, le encontraré.
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No había estado en una escuela
desde hace mucho tiempo.

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En mi época, estaba la escuela
local. Charonne.

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Menos elegante. Mucho menos elegante.
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Ah, era muy diferente.
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Vació la piscina.
También pensó en eso.

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- ¡En absoluto!
- ¿Cómo que en absoluto?

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Se me cayeron las llaves en la piscina.
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- Así que ordené que las recuperaran.
- ¿Cuándo fue eso?

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- Ayer. - Comisario Fichet.
La Señorita Horner.

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- Nuestra más leal asociada.
- Hola.

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Fue pura coincidencia.
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Cierto, las llaves en la piscina,
el marido en el depósito...

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¡Sueñan demasiado con agua
en esta casa!

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¿Puedo mirar su correo?
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- Nunca le encontrará.
- ¿Cómo lo sabe?

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- Veo que tiene una máquina de escribir.
- Sí, para las cuentas.

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Tiene razón. El Sr. Delassalle
no es un hombre de letras.

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Quizás no confía en su
ortografía.

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¿Puedo? Seriamente, no puedo
imaginarle tan desesperado.

:36:59
Tomémonos esto en serio.

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