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Espléndido.¿Y qué hay de las historias que
oigo? ¿No fue terrible eso de la duquesa de Alba?
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-Sí, terrible, Sire.
-¿Cómo sucede algo así?
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Sire, Ud. conoce la corte italiana.
¿Qué mejor lugar para hacer la corte?
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¿Corte italiana?¡Hacer
la corte a italianas!
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¡Ah Ravenhurst, este tipo es genial!
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Debo admitir que me sorprendió lo
de la duquesa. ¿Qué hizo el duque?
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-¿Perdón?
-El duque, ¿Qué hizo el duque?
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-¿...Qué hizo el duque?
-Sí.
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-¿Y qué con el duche?
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-¡El douche...!
-¿Qué hizo el duche?
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-¿...hizo el duche?
-Sí, el duche.
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El duche hizo lo que el duche hace. Cuando
el duche hace su deber hacia el duque, claro.
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-¿Qué?¿Cómo?
-Es muy simple, Sire.
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Cuando el duche hizo su deber y el duque no,
la duquesa con el duche hicieron dudar al duque.
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-¿Quién hizo qué?
-Todos debieron, Sire.
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Era de noche, el duque con su daga, el
duche con su dardo, la duquesa con su adarga.
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-¿La duquesa con su adarga?
-Sí,
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La duquesa dio con el duque, justo
cuando el duque dio con el duche.
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El duque no le dio, el duche no
se dañó, y la duquesa se defendió.
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De manera que el duque dio con la duquesa, la
duquesa con el duche, y el duche con el duque.
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Curioso. Yo...yo...
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¿Qué?¿Cómo es eso?
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Todo lo que sabía era que la duquesa
tenía reumatismo. Tiene 83 años, sabrás.
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-Este verano, sire.
-El duque también.
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-El duque también. Sorprendentes,
esos italianos, ¿No?
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Te lo inventaste
todo,¿No? Muy ingenioso.
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Justo lo que esta corte necesita:
risa, alegría, canto, mujeres...
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Ah, sí: mujeres...
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Voy a inspeccionarlas. Quién
sabe, tal vez encuentre alguna...
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Sire, debo sugerir, que no es digno de su alto
oficio ser visto con esa baja ralea de mujeres.