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¿ Viven aún vuestros padres?
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Entonces, tenéis hijos.
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No os preocupéis,
aún sois joven y podéis tener hijos.
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Lo importante es
estar en paz con uno mismo.
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Yo vivía con mi familia.
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Teníamos un buen granero,
terrenos suficientes
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y una buena casa, gracias a Dios.
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Trabajábamos en el campo.
Éramos siete. Campesinos.
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Un día me puse a cortar leña
en el bosque de otra persona.
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El dueño me vio, me cogieron
y me mandaron al ejército.
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Lo que creíamos que era mala suerte,
resultó ser una bendición.
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De no cometer delito, habrían reclutado
a mi hermano, que tiene cinco hijos.
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Yo sólo dejaba a mi esposa.
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Teníamos una hija,
pero el Señor se la llevó.
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Una vida muy dura.
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Depende de nosotros
que sea dura o alegre.
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La suerte es como el agua de un pilón,
puedes sacarla y parar,
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pero si la dejas correr,
te quedas sin nada.
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Con la vida ocurre lo mismo.
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Es hora de acostarse.
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Señor Jesucristo, San Nicolás,
Frola y Lavra, ten piedad de nosotros.
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Muy bien.
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Aunque caiga como una piedra
que me levante como una hogaza.
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- ¿ Qué oración es ésa?
- Rezaba. ¿ Vos no rezáis?
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Sí, pero ¿por los animales?
¿ Frola y Lavra?
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Los santos del caballo.
Hay que pedir por ellos también.
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Ven aquí.
Estarás calentito, túmbate.