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- Pero mi música no es para cantar.
- Pero, Sr. Boroff, cariño...
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¿nunca oíste hablar de
Tchaikovsky y Borodin?
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Tchaikovsky y Borodin son diferentes.
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Como compositores,
tienen lo que en Rusia es una gran ventaja.
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- ¿ Y qué es eso?
- Están muertos.
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Sr. Boroff, cariño, verás, la música
en EE. UU. debe ser una clase de...
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Pero mi música es parte de la cultura rusa.
No puedo hacerlo, Srta. Dayton.
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Por favor, pídame cualquier otra cosa.
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Sr. Boroff, cariño, verás,
eso es lo que quiero. Tengo todo lo demás.
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Y, si pudieras hacerme este favorcito...
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podríamos vernos más seguido.
Ya sabes, ir a cenar...
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y cosas por el estilo.
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- El probador está listo, mademoiselle.
- Oh, genial.
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Ven a ver cómo me cambio.
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- Creo que mejor espero aquí.
- Está bien. Bueno, te diré algo.
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Siéntate aquí que ya regreso.
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- Camarada Boroff.
- ¡Nina!
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- ¿Cómo supo que estaba aquí?
- Los comisarios lo siguieron.
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Debemos aclarar esta tontería
de la ciudadanía y regresar a Rusia.
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Nina, quiero decirle algo.
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No estoy seguro
de querer regresar a Rusia.
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Alguien podría oírlo.
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He aprendido cosas en París.
Aquí se puede ser lo que uno quiere.
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Se pueden expresar ideas contrarias
en voz alta.
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Las visiones son diferentes aquí.
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¡Muy diferentes!