1:29:00
Marcello, está ahí, en esa mesa.
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-¿Dónde está?
-AI lado del negro.
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-Papá, papá.
-Marcello, por fin.
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-Llegué a Roma esta mañana.
-¿Esta mañana?
1:29:29
Te llamé por teléfono.
A casa, al periódico...
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Me marchaba y uno de tus amigos
me dijo que esperase aquí.
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Sí, Paparazzo.
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Verás, mi trabajo me lleva todo
el día de un lado para otro.
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Voy a casa sólo a dormir.
¿Qué haces en Roma?
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Ya sabes, una escapada al ministerio.
Por el asunto de la licencia.
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Aquí se traspapela todo. ¿Cómo estás?
Tienes buen aspecto.
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-Tú también, papá.
-Voy tirando.
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-Dime, ¿Y mamá?
-Me ha dado una carta para ti.
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Está muy bien. Sigue con sus
ahogos, viene de antiguo.
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Con la edad se le acentúa. Aquí está.
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Pobre mamá.
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Hijo, podrías escribir de vez en
cuando. O ir a vernos
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-¿Cuánto hace que no vas?
-Sí, lo se, pero...
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-Hola Marcello.
-Hola.
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-¿Te ha saludado?
-Sí.
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¿Es una estrella?
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Eso quisiera. Es una secundona
del montón. Una estrella...
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¿Qué te apetece? ¿Quieres un Gin-Fis?
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¿Un Gin-fis?
Mi cerveza está estupenda.
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Qué ambiente hay aquí de noche.
¿Es así siempre?
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Sí.
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Ahora en el pueblo no hay más
que oscuridad.
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-¿Te va bien? ¿Te has adaptado?
-Sí, claro.
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¿Y el trabajo? ¿Da dinero?
1:30:50
Trabajar como periodista, si
espabilas, es muy rentable.
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He tenido suerte. Me he introducido.
1:30:56
Me reciben en los ministerios,
el Vaticano...
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¿Sabes que tengo coche?
Y un apartamento.