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Tranquilícese. Puede anunciar
los esponsales.
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Ella está de acuerdo.
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¡Bebo por Gutierre! ¡Por usted!
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¡Por nuestra familia!
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Su hija no se arrepentirá.
Ya que no soy pobre.
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Pronto seré fabulosamente rico.
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¿Sabe lo que decidí?
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Echaré al diablo a estos haraganes y
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aprovecharé los servicios
de un sólo buscador de perlas.
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¿Adivina
de quién se trata?
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¡Del Diablo Marino!
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¡Por Dios! Si hace una hora
usted no creía en su existencia...
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Y ahora tampoco creo en
ningún diablo.
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Ese es un animal bastante inteligente
que vive bajo las aguas del mar.
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Cuando lo vi estaba tan cerca de mí,
como usted ahora.
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- ¿Dónde fue eso?
- No importa dónde.
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Lo vi y basta.