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- Buena compañía para el muchacho.
- Pues lo soy, Dios mediante.
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Y ojalá me hubiera caído muerta
antes de ayudaros a traerlo aquí.
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A partir de hoy es un mentiroso,
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un ladrón y todo lo demás.
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¿No es suficiente?
Y encima queréis darle una paliza.
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Vamos, vamos, Sikes. Seamos civilizados.
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Sí, mereces que sea
civilizada contigo, ¿no?
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Robé para ti cuando aún no tenía su edad.
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- Desde entonces he hecho tu sucio trabajo.
- Te ganas la vida, ¿no?
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- Tiene razón, es un modo de vida.
- ¡Menuda vida! Dios me asista.
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Todos a la cama.
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¡A la cama, he dicho!
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¡Toda esta violencia,
estas escenas, gritos, dramas!
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¿Es necesario?
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Aún no, Fagin.
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Pero si ese inútil dejado de la mano
de Dios ha dicho una palabra...
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Si ese diablillo ha hablado...
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nos sentamos, hablamos, lo pensamos,
y decidimos cómo actuar con calma.
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¿Sí? Y mientras estamos aquí sentados...
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pensando y hablando con calma...
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nos cuelgan del cuello.
Y nos dicen: "Acompáñeme, por favor".
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No, gracias.
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Tú nos has metido en esto.
Ya puedes ir pensando en cómo sacarnos.
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A partir de ahora,
Bill Sikes se toma la justicia por su mano.
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Estas manos.
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¿Has oído alguna vez a un pollo
cuando le retuercen el pescuezo?
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No estoy seguro...
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Chillan, Fagin, chillan.