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Ésta es la terraza de la casa del Sr. Ford.
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Fíjense. Somos el último reducto
de la buena vida en un mundo loco.
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¡Loco!
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Ah, por cierto.
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Me llamo Charles y soy
el asistente del Sr. Ford.
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Además, presumo de ser
su confidente y amigo.
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Como todo el mundo en Nueva York,
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el Sr. Ford tiene una pequeña obra al lado.
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En realidad, no está tan mal.
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Ya casi nos agradan las
voces de los trabajadores
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y el glopeta-glopeta que emite
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la máquina que hace glopeta-glopeta.
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Está ahí mismo.
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CEMENTO COLONIAL
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De todos modos, el interior
de la casa está insonorizado,
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así que la vida sigue sin más.
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Éste es el salón del Sr. Ford.
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Fíjense en la total ausencia
del llamado "toque femenino".
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Nada de tejidos alegres
ni lámparas aparatosas.