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¿Cómo piensas hacerlo?
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Padre.
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"Dios mira más los sentimientos
del corazón que las palabras de la boca."
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- Eso me has dicho siempre.
- Sí.
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Di las palabras del juramento
y piensa en tu corazón otra cosa.
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¿Qué es un juramento,
sino palabras que decimos a Dios?
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Escucha, Meg.
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Cuando un hombre presta juramento,
tiene a su propia persona entre las manos,
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como si fuera agua.
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Y si abre los dedos, renuncia
a la esperanza de volver a encontrarse.
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Hay hombres que no son capaces, pero
sería horrible pensar que tu padre es así.
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- Tengo otro argumento.
- Oh, Meg.
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En cualquier estado que fuera
medio bueno, estarías muy alto, no aquí...
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- por todo lo que has hecho.
- De acuerdo.
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No es culpa tuya
que éste sea más bien malo.
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No.
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Si eliges sufrir por ello,
eliges ser un héroe.
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Es muy ingenioso.
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Pero oye esto. Si viviéramos en un estado
donde la virtud fuera rentable,
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el sentido común nos haría ser santos.
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Pero si vemos que la avaricia, la ira,
la vanidad y la estupidez...
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rinden más beneficios que la caridad,
la modestia, la justicia y la inteligencia,
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tal vez debamos perseverar un poco,
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aún corriendo el riesgo de ser héroes.
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¡Pero entra en razón!
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¿No has hecho ya
todo lo que Dios puede exigir de ti?
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No se trata de la razón.
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En última instancia, se trata de amor.
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Entonces ¿estás contento aquí encerrado
entre ratas y ratones...
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- cuando podrías estar en casa?
- ¿Contento?
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Si abrieran una grieta así de grande,
huiría como un pájaro y volvería a Chelsea.