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Oye, ese buen fraile
me ha dicho
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que dentro de un par
de semanas te curarás.
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Fue una suerte que estuviera
a tu lado cuando te pasó eso.
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Figúrate si llegas a estar sólo.
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En fin, quiero decir que...
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que cuándo uno está malo,
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necesita tener a la cabecera
de la cama...
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a un amigo, un pariente.
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¿Tú...
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no tienes parientes Rubio?
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¿La madre?
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Ni si quiera la madre.
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Nadie.
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Estás sólo, ¿eh?
Como yo, Rubio.
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Estamos solos en el mundo.
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Yo te tengo a ti, y tú a mi.
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Aunque por poco tiempo.
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¡Qué puerco destino!
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Precisamente ahora, a punto
de echar mano a esos dólares.
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Es preciso que te diga la verdad.
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En mi puesto tú harías lo mismo.
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Esto se acabó para ti.
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Ni si quiera un milagro
puede salvarte.
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¡Maldición!
¡La culpa es mía, mía, sólo mía!
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Pero, voy a decirte algo importante.
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Si yo supiera que llegaba
mi última hora...
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Te lojuro si yo estuviera
en tu lugar,
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diría dónde están los dólares,
lo diría, palabra.
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Diría el nombre escrito en la tumba.
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Unas vez muerto,
¿de qué sirve el dinero?
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Yo se el nombre del cementerio,
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pero, ¿quién sabe cuántas
tumbas habrá allí?
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Rubio...