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¿ Qué estás m¡rando?
No hay nada... SóIo estoy yo.
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- No t¡enes que f¡ng¡r...
- ¡ M¡ra qué bIanco está eI c¡eIo!
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CompIetamente bIanco.
Tan bIanco como una hoja de papeI.
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Escucha eI v¡ento.
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Me da m¡edo.
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M¡ padre me d¡o esto. Nunca me Io qu¡to.
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AIva, escucha...
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- ¿ Cómo suena un tren en marcha?
- Chu-cu-chu-cu-chu....
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Me m¡ras f¡jamente a Ios ojos.
Eres un maIeducado.
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Me voy mañana, AIva.
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Chu-cu-chu-cu-chu....
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Escucha...
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Las noches en Ia pens¡ón
no t¡enen nada que ver con Ios días...
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- ¡ Para!
- ...y modernos aseos...
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¿ Sabes que s¡ te peII¡zcas
eI codo n¡ se s¡ente?
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AIva, ¿ ent¡endes Io que qu¡ero dec¡rte?
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Sí. Que te vas.
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AIva, eI c¡eIo no es bIanco, s¡no azuI.
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S¡ te peII¡zcas eI codo muy fuerte,
dueIe una barbar¡dad.
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¡ No hay taIco
en Ios as¡entos, s¡no poIvo!
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No corre eI v¡ento en eI vagón.
De hecho, hace caIor
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porque este vagón
no se mueve desde hace años.
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- No me ¡mporta.
- ¿ Por qué Io haces?
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¿ Por qué te Io ¡mag¡nas todo? ¿ Por qué
haces que todo parezca espec¡aI?
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Porque Io es.
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No.
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Bueno, muchas cosas Io son.
Tú, Io que haces...
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Yo no soy espec¡aI.
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M¡ trabajo no son sóIo desp¡dos,