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- A Dover.
- ¿A pesar de nuestra prohibición?
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¿Por qué a Dover?
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Estoy atado, ensañaos a gusto.
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¿Por qué a Dover?
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Porque no quería verte sacándole los ojos
de anciano con tus crueles uñas.
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Mas yo he de ver como el rayo
de la venganza hace cenizas...
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Nunca lo verás.
¡Vosotros, sujetad la silla!
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¡Ahora hollaré tus ojos con mis pies!
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¡Oh, socorredme! ¡Monstruo!
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Y al otro ojo sacamos,
para que no lo ofendamos.
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Bueno, ¿y qué ves?
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¡Alto, señor!
:14:34
Os he servido desde niño, pero ahora os
prestaré mejor servicio. ¡Recapacitad!
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¿Cómo te atreves, perro?
:14:39
¡Y vos también, deteneos!
¿Qué pretendéis?
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¡Esclavo!
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¡Muy bien, adelante; arriésgate
a mi furia!
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¿Te rebelas!
:14:53
¡Conde! Aún os queda un ojo.
Vuestro verdugo ha sido castigado.
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- ¡Miradlo!
- ¡No, él no mirará más nada!
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¡Edmond!
:15:18
¡Edmond! ¡Edmond!
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¡Oscuridad y desconsuelo!
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¡Edmond, venga este horror!
:15:33
No tienes derecho
a pronunciar su nombre.
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El nos reveló tu traición:
es nuestro fiel hombre.
:15:39
¡Necio de mí!
Entonces Edgar es la víctima.
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¡Echadle fuera!
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Que el olfato le guíe hasta Dover.
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¡Fuera con el vil ciego! Y a este villano
echadlo al estercolero.
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La herida viene a deshora.
:15:58
Deja que me apoye en tu mano.