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y en el gripo de la ducha.
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Doctores, excelencia.
Después de haberlo hecho, me he lavado.
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¡Qué extraño! No había huellas tuyas ni en
el grifo, ni en vasos ni en el pomo de la puerta.
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Pero el hilo azul que había en sus uñas
corresponde a una de mis corbatas.
1:42:20
- A ver ¿dónde está la corbata?.
- La he tirado.
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- ¿Por qué?
- En ese momento no sabía...
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...si confesar el delito...
1:42:30
...o usar mi pequeño poder
para borrar los rastros.
1:42:35
Ha habido una ruptura,
una disociación, una neurosis.
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De alguna manera ha sido una enfermedad
contraída por el uso prolongado del poder.
1:42:45
Es una enfermedad profesional,
común a muchas personas con poder...
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...en esta pequeña sociedad nuestra.
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- Yo estoy perfectamente.
- ¡Basta de psicología!
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Necesitamos pruebas para
demostrar su culpabilidad.
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¡No palabras, sino hechos!
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Hice comprar las 25 corbatas
azules a ese pobre deficiente...
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- No, él no te ha reconocido.
- Lo ha negado porque tenía miedo,
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cuando se ha dado cuenta
de que yo era un policía.
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No formules juicios ofensivos
para con todos nosotros...
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... o para todo el Cuerpo y las Instituciones.
- Hablemos de hechos.
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- ¿Qué móvil tenías?
- ¡Se burlaba siempre de mí!
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Se tomaba a risa mi persona
y las instituciones.
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- ¡Incluso a Vds. señores!
- No es un móvil que se pueda demostrar.
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Perdone, excelencia.
1:43:44
Perdonen, señores.
Es un asunto privado.
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Venga. Excelencia,
necesito un poco de discreción.
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Cada día junto a ella le iba revelando
mi incompetencia como hombre.
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¡Es absurdo, improbable,
de ciencia ficción!