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"El pecado original del republicanismo español..."
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"...ha sido siempre pretender curar con discursos..."
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"...y sólo con discursos,
la gangrena de las instituciones..."
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Vaya, hombre... ¡Qué tontería!
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¡Vaya! ¡Para variar!
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¡Huevecito pasado por agua! Como siempre.
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- ¿Y tú por qué no lo tomas?
- No tengo hambre.
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No es cierto, señor. Lo que pasa es que
sólo había uno, y se lo servimos a usted.
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- Toma, cómetelo.
- De veras, no.
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¡Cómetelo, te digo! Obedece.
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- Y tú, ¿por qué no traes más comida?
- ¿Con qué?
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¡Si no me deja usted que compre de fiado!
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Las rentas no alcanzan para atar
los dos cabos de mes. En fin...
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Habrá que poner remedio a esto.
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¡El vil metal!
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Queramos o no, somos sus esclavos, hija.
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Y no deja de ser vil, sino cuando se da
a quien tiene la desgracia de necesitarlo.
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eso de "sea a quien sea", según y cómo.
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¡Estas acelgas están inmundas!
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Cuando no tiene usted dinero ni apetito
se pone de mal humor. Y cuando está
de mal humor todo le parece mal.
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Dame el vino.
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¿Qué te pasa?
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- ¿Qué le pasa, Saturna?
- ¿Qué ha de ser?
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Que se acuerda de su madre.
O que le hace falta el aire;
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Lleva semanas encerrada aquí.
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- Pues, ¿qué? ¿No va a misa?
- ¡Mira qué distracción!
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Y puede que vaya más
por respirar que por devoción.
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Debería usted dejarme que la acompañase
alguna vez a que nos diera el sol.
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"La mujer honrada: pierna quebrada y en casa."
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¿Tienes algo que alegar tú?
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Te veo siempre con el mismo vestido.
¿Es que no tienes otro que ponerte?
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No, señor.
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Pues así no puedes seguir,
que da grima verte.