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Ya no soy prostituta, ahora soy cocinera.
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Con toda aquella experiencia, no es justo.
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Espere a que tengamos acabado el local.
Va a ser algo grande.
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Sabe, los burdeles de América del Sur
son fuera de lo común.
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- ¿Ha estado en América del Sur?
- Estuve de niño.
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Claro, son fuera de lo común.
No se parecen a éstos en nada.
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No son modernos.
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Son sólo como chozas de barro,
casas de barro.
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Tienes a una familia de gente que trabaja
en esas casas de barro...
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y las mujeres de la familia son putas.
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- Smalley, ¿sabes dónde está Berg?
- Está ahí.
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- ¿Se ha dado un baño?
- Señora, no estoy aquí como cliente.
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¿Berg?
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- ¿Me busca, Sr. McCabe?
- ¿Me está echando de mi negocio?
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Estos pedidos.
Todo es correcto, porque esto...
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- ¿Cuánto cuesta esta chica china?
- 1,50 $ .
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- ¿ Y cuánto por la Sra. Miller?
- 5 $ .
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¡5 $!
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Asegúrese de que obtiene lo que pidió.
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- ¿Es cierto eso, Sra. Miller?
- ¿Qué?
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- ¿5 $?
- Eso mismo.
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- Dios mío, eso es mucho dinero.
- Mierda. ¡De acuerdo! Vamos.
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Es por su bien que tenga
estos formularios...
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y asegurarse de que estén firmados.
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Hola, Sr. Quigley.
No me tiene miedo, ¿verdad?
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Cuando reciba lo que pidió,
puede decir que es cierto. Tiene la prueba.
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Tiene mi firma en esos pedidos...
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y eso es todo lo que necesita.