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Amada mía, amor mío
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Al igual que mis pensamientos
Se dirigen a tu encuentro
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¿ Dónde están los ojos
Que contemplé con los míos?
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Aquel lánguido día
Hace ya mucho tiempo
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Aquel lánguido día
Hace ya mucho tiempo
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- ¡ Francisco, por favor!
- ¡Vamos!
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También ha cabalgado toda la noche.
¡A una mujer, no a un caballo!
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- Mañana cabalgaremos a la batalla.
- ¿ Nos llevaremos a las mujeres?
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Claro, ¡para eso son las guerras!
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Se está haciendo tarde.
Vamos a casa a prepararnos.
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- La guerra es algo muy serio.
- ¡Qué profundo, Bernardo!
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¿ Por qué?
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¿ Por qué?
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Bernardo...
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Qué lástima. Ha terminado.
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Sí, es una lástima,
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pero espero que vivamos
para ver otro amanecer como éste.
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La última noche de nuestra juventud.
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¿ No te das cuenta?
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Tratamos desesperadamente
de que no termine.
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Deberíamos ¡mpedir que saliera el sol.