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por dondequiera que lo vea.
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Un vaquero se viste
de arriba abajo.
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Lo primero que se pone
es el sombrero.
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Y se desviste de las botas
hacia arriba.
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Lo último que se quita es el sombrero.
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Otra cosa.
Para ser un vaquero...
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no necesita golpear a las bestias.
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Sí, señorita.
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Láudano.
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Se usa para dormir.
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Pues, yo no tengo ese problema.
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Tengo que dormir.
No puedo dormir.
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Te remuerde la conciencia.
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¿Porque no quiero perder
deliberadamente?
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Nada es más duro con el hombre
que la virtud.
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¿Cómo lo ibas a saber tú?
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Según el evangelio
del viejo Luke Matthews...
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la virtud, en sí, es el castigo.
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Podrían decir
que es la última cena.
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Detrás de la montaña,
irán cuesta abajo hasta la meta.
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Y usted, Sr. Norfolk,
¿estará en la meta?
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No me lo perdería.
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¡Por el Oeste!
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Imponente, pero inspirador.
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¿Qué tienen de inspiradores
una inundación, una ventisca...
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un derrumbe,
una tormenta de arena...
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una tormenta de polvo...
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cualquier desastre repentino,
personal o financiero?
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Hoy, el desierto nos achicharra.
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Mañana, la montaña nos congelará.
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Ése es el Oeste:
Vil, traicionero.
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Donde toda madriguera
es una mina de oro...
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toda topera es una montaña,
todo arroyo es un río...
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y todos son unos mentirosos.
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"Cuando me llames así,
sonríe, forastero".
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Ah, sí, Un hombre de Virginia,
de Owen Wister.