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Mi querido Giacomo...
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... el divino Anael ya me pinto
tu retrato por un sueño que tuve.
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Y yo supe...
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Silencio.
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¡Estoy en Paris!
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¡Tú estás en Paris!
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Hermoso Paris,
la ciudad de los Mazzarinos...
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... los Racines, los Voltaires !
¡Cómo te amo, Paris !
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¡Mi joven y ávido corazón
canta un voluptuoso himno de gloria!
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El súbito vuelco del carruaje,
el cual me asusto...
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... fue quizás una ayuda del destino.
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De hecho, el hombre que casi
acaba bajo las ruedas...
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... no era otro que
mi hermano, el clérigo...
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... quien tiempo atrás dejó Venecia
y los hábitos de sacerdote...
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... para llevar una
decadente vida en Paris...
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... junto a una joven
pelirroja de Treviso...
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... la cual incautamente le había
acompañado en su bajeza.
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Elimine a ese sucio embustero
por unas pocas monedas...
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... y me quede con la chica, que
además de atractiva y despierta...
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... habría sido la persona ideal
para mi intriga con la Marquesa.
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Tenía pensado hablarle
sobre ello... Más tarde.