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Que mala suerte.
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Oh.
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¡Ack! A los Tiggers no
les gusta la miel.
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Pero antes dijiste que...
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No, esa cosa pegajosa es solo
para efelantes y matras.
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Se dice elefantes y martas.
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Eso dije, efelantes y matras.
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Bueno, y... ¿esos que hacen?
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Oh, casi nada, roban miel.
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¿Roban miel?
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Si, siempre lo hacen, bueno
debo irme botando y rebotando.
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Lo que hay de prodigio
en los Tiggers,
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Es lo prodigiosos que son.
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De goma son sus cabezas.
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Sus colas resortes son.
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Y bailan, brincan, saltan, botan.
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Cuanto mas alto mejor.
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Lo más prodigiosos que
tienen los Tiggers,
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Es que no hay mas que yo.
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Siiii, ¡No hay más que yo!
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Pues bien, si lo que Tigger
dijo era cierto...
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Y en realidad había
efelantes y matras por allí.
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Pooh solo tenía una
cosa que hacer;
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Tomar medidas drásticas para
proteger su apreciada miel.
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Ah, ¡Hola!
¡Que gusto me da verte!
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El miedo es menos
entre dos.
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Mira, tu te vas por allá,
y yo me voy por acá.
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¿No viste nada, verdad?
Yo tampoco.
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La noche tormentosa se
torno en noche lluviosa.
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Y Pooh se la paso vigilando
hora tras hora, tras hora, tras...
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Hasta que se quedó
profundamente dormido,
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y empezó a soñar.