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Después de saltar al agua...
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Koljaiczek no volvió a aparecer
nunca más.
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Unos dijeron que se había
ahogado...
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otros que había huido a América...
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donde en Chicago,
con el nombre de Joe Colchic...
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llegó a hacerse millonario.
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Por lo visto, hizo fortuna
con el comercio de la madera...
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fabricación de cerillas...
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y venta de seguros
contra incendios.
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Mi abuela, en cambio...
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siguió sentada dentro
de sus cuatro faldas...
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durante muchos años...
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pregonando lo que llevaba
al mercado.
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¡Gansos!
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¡Gansos vivos y cebados!
¡Gansos!
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Así fue envejeciendo.
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Llegó la Primera Guerra Mundial
y en vez de gansitos...
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lo único que podía vender
eran nabos.
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¡Rovellones!
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¡Níscalos!
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¡Nabos, compren excelentes nabos!
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Mi pobre mamá
también se hizo mayor.
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Estaba muy preocupada
por su primo Jan.
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Le habían llamado a filas.
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- ¿Nombre?
- Bronski, Jan.
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- ¿Quinta?
- Noventa y ocho.
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¡Tosa!