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¡Vámonos de aquí!
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Si otra vez alguien Io toca,
aunque sea con un dedo...
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- ¡Es de las nuestras!
- ¡Claro!
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- ¯Se Io diremos a mamá?
- No hace falta.
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¡¡Quisiera tanto contárselo!
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Usted es un verdadero hombre.
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Soy un hombre normal.
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Defender y tomar decisiones
es una obligación de hombres.
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Tú no alabarás a una mujer porque
ella lava o cocina.
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Pues yo no sé preparar la comida.
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Esta bien, te enseñaré.
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¯Por qué usted no siguió estudiando?
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- ¯Para qué?
- Sería un dirigente.
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¯Acaso, deben ser dirigentes?
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No todos deben serlo,
pero todos Io quieren.
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Hubo un emperador romano,
que se Ilamó Diocletiano.
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Cuando su imperio estaba
en pleno apogeo,
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él renunció al poder
y se retiró a una aldea.
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Cuando le pidieron volver
al poder él dijo:
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"Si ustedes vieran la col
que yo sembré,
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no intentarían convencerme más".
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- ¯ Y no regresó?
- No.
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Así que no todos
quieren ser dirigentes.
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Aunque, para ser sincero, ese parece
ser el único caso así en la historia.
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O sea, que, ¿prefiere usted
sembrar coles?