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¿Por qué veo y siento estas cosas?
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- He comenzado a explicárselo...
- Sé lo que me ha dicho.
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Que me persiguen
sucesos horribles de mi juventud.
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Más o menos.
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Bueno, me pasaron cosas horribles
y no tuve una infancia normal, pero...
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¿La tuvo usted?
¿Cuántas personas tienen una...?
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Algunas cosas imponen más que otras.
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Y algunos niños
son más sensibles que otros.
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Siéntese.
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¿Cree que si hablamos me curaré?
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No lo sé, pero es un buen comienzo.
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Pues hablaré como una cotorra si
así puedo evitar que ocurra otra vez.
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De pequeña, sufrí todo
lo que puede sufrir una niña.
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Le tenía miedo a la oscuridad,
a mi padre.
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Era clérigo, aunque parezca increíble.
Hablaba de forma anticuada.
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Hasta que cumplí los seis años
no supe que nadie hablaba así.
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¿Por qué le tenías miedo?
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Porque no me abrazaba
como los padres abrazan a sus hijas.
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¿Cómo la abrazaba?
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- Ya sabe a lo que me refiero.
- ¿Lo sabía su madre?
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Creo que sí.
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Así que me escapé y... llegué
hasta Nueva York, donde conocí a Mario.
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Billy es su vivo retrato.
Es muy extraño.
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Debía de ser guapo,
porque Billy es un chico muy apuesto.
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Lo era.
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Cuénteme más sobre él.
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Yo tenía 16 años. Eso lo dice todo.
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No había conocido a nadie como él.
Era un apasionado...
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¿Un apasionado? ¿En la cama?
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En la cama y en muchas otras facetas.
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Pero, ¿disfrutaba
haciendo el amor con él?