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Padre mío,
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Señor del silencio,
Dios Supremo de la desolación,
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a quien la humanidad injuria
mientras sufre por abrazar,
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fortalece mi fin de salvar al mundo
de un segundo suplicio de Jesucristo
:36:40
y sus asquerosas
y mundanas creencias.
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2.000 años han sido suficientes.
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Muestra al hombre, en su lugar,
los placeres de Tu Reino.
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Infunde en él la grandeza
de la melancolía,
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la divinidad de la soledad,
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la pureza del mal,
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el paraíso... del dolor.
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¿Qué perversa imaginación ha
hecho creer al hombre la mentira
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de que el infierno supura
en las entrañas de la tierra?
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Sólo hay un infierno: la pesada
monotonía de la existencia humana.
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Sólo hay un cielo:
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El éxtasis del reino de mi padre.
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Nazareno charlatán, ¿qué puedes
tú ofrecerle a la humanidad?
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Desde la hora que fuiste vomitado
desde la herida abierta de una mujer,
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no has hecho otra cosa que ahogar
los emergentes deseos del hombre
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en un aluvión de
santurrona moralidad.
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Has inflamado las púberes
mentes de los jóvenes...
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...con tu repelente dogma
del pecado original.
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Y ahora has resuelto negarle
el júbilo final después de la muerte