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Monseñor los descubrió
cuando yo era su coadjutor.
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Creo que se me debe una explicación
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de por qué se me sustituye
al frente del fondo de construcción.
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- Me la merezco.
- Por supuesto, Seamus.
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Hemos creído que le desbordaría
la cantidad de trabajo.
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Te estamos muy agradecidos.
Eternamente agradecidos.
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Me maravilla tu energía, pero... Disculpa.
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Un hombre de tu edad...
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Tengo un año menos
que usted, Eminencia.
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¿De veras?
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Las carreras las ganan los veloces.
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Monseñor Fitzgerald se encargará
del fondo de construcción.
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No me apasiona recaudar dinero,
pero es una idiotez ofrecerle ese puesto.
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- Calma, Seamus.
- Le brillan los ojos.
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Si a un sacerdote le brillan los ojos,
significa que es imbécil.
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Basta ya, Seamus.
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Pero no puedo comprar una caldera,
ni pupitres para el colegio
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ni el seguro del coche
sin su consentimiento.
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¿ Cómo lo llamamos?
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Compras centralizadas, Eminencia.
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Creía que la prioridad era salvar almas.
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No necesito que me digas
nuestras prioridades.
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Cuando me hice cargo,
esta archidiócesis estaba arruinada.
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Ahora, los bancos nos prestan dinero,
gracias a monseñor Spellacy.
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Si por él fuera, el párroco
tendría que pagar para orinar en su casa.
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Hace 50 años que nos conocemos.
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Siempre has dado
quebraderos de cabeza.
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Has expresado tu opinión. Buenas tardes.