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¿Dra. Turner?
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Un momento.
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Ya basta. Ya no puedo más.
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Siento como si
hubiera dado a luz...
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un contador.
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Un momento, Thornton.
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¿Recuerdas cuando hablamos
del poema de Dylan Thomas...
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"No entres dócilmente
en esa buena noche"?
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No sé. No.
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Quizá.
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Thornton, piensa.
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¿ Qué sucede aquí?
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Philip, cáImate.
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Ahora es mi turno.
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¿Lo recuerdas?
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"No entres dócilmente en... en...
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en esa buena noche.
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Que al final del día
debería la vejez...
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arder y delirar.
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Enfurécete, enfurécete
ante la muerte de la luz.
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Y los locos, que al sol cogieron
al vuelo en sus cantares...
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y advierten, demasiado tarde,
la ofensa que le hacían...
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no entran dócilmente
en esa buena noche.
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Y los hombres graves,
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que cerca de la muerte
con la vista que se apaga...
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ven que esos ojos ciegos...
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pudieron brillar como meteoros
y ser alegres...
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se enfurecen, se enfurecen
ante la muerte de la luz.
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Y tú, padre mío...
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allá en tu cima triste...
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maldíceme o bendíceme con
tus fieras lágrimas, Io ruego.
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No entres dócilmente en
esa buena noche. Enfurécete...
1:23:56
enfurécete ante
la muerte de la luz."