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Sus soldados, vea,
debe tener las piernas tan rectas...
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que no pueden sostener seis peniques entre
ellas -
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los tobillos, pantorrillas, rodillas, muslos -
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No sólo seis peniques, no, amor?
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- Por el precio de su cerveza, ninguna maravilla.
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- Nunca lo hará.
- Pague su deuda al hombre.
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uno aquí.
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Yo era un mero muchacho rural...
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- aquí.
- hasta que tomé el chelín de la reina.
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- uno aquí.
- Ahora parece que me he vuelto malo.
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- el último de los seis allí.
- Oh, él siempre termina ganando.
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pobre tonto.
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Bien, supongo que son pintas
para todos, señores.