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En 1969 un amigo me invitó a una fiesta
en la embajada estadounidense de Tokio.
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Ahí conocí a un tipo loco, borracho,
cuyo nombre era Nelson Fox.
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Fue él quien me alistó en la ClA.
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Tenía 22 años.
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Mis ojos estaban por abrirse.
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Amigos, permítanme ser claro.
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Esta es una nación de leyes.
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Y como dijo Abraham Lincoln:
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"Nadie está por encima de la ley,
nadie está por debajo de la ley".
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¡ Haremos que la ley sea respetada!
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¡Que los norteamericanos lo recuerden,
si quieren que imperen la ley y el orden!