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Convención de Jabones.
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¿De Jabones?
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Sí, había convenciones
para todo.
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Aquel era un gran bebedor
de cerveza.
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Al menos era limpio. Conocí
a algunos que ni te imaginas.
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Los más viejos
no estaban tan mal.
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Amables, educados...
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Te separaban la silla.
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Pero los más jóvenes...
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No estaba tan mal.
Me daban un buen pellizco.
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Flores,
a veces incluso un regalo.
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Normalmente una muestra
de la convención.
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Una vez fue un juego
de llaves inglesas.
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Para ese tío era como darme
una docena de rosas.
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Pero una vez me quedé
a dormir en el Hartford.
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Deberías ver que habitaciones.
Todo satén y terciopelo.
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Y la cama
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azul real, con encajes blancos
como la nieve.
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Dormir en una habitación
así cambia tu vida.
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Pero no la cambia.
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La cama puede ser mágica
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pero el espejo no.
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Al despertar era la misma.
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No siempre.
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Me refiero a que...
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sólo si me gustaba el tío.
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A mí tampoco me gustó
el Hartford.