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La punta de flecha sigue ahí.
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Si tratamos
de quitarla, morirás.
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¿Quieres ser uno de nosotros?
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¿Qué piensas ahora?
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Los iroqueses no son hombres.
Son animales.
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Son iguales que nosotros
o que los hurones.
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Si muestran pena, los otros
dirán que son débiles.
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Mañana...
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no griten.
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Si gritamos, ¿ellos pararán?
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No, no pararán.
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Pero si gritan cuando mueran,
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ellos se quedarán
con sus espíritus.
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Cuando yo muera, Chomina,
iré al Paraíso.
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Déjame bautizarte
y tú también irás allí.
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¿Por qué iría yo a tu paraíso?
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¿Está allí mi gente?
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¿Mi mujer? ¿Mi niño? Allí no hay
mas que mantos negros.
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Mañana la chica morirá
en la hoguera.
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Un regalo para el dios Areskoui.
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Acariciaremos a su padre
hasta que grite.
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Él no va a gritar.
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¿Se dan cuenta de que los
franceses valen 20 mosquetes?
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¿Qué quieres decir?
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Podríamos venderlos
de vuelta a Champlain.
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Si le mostramos la cara
a Champlain, nos matará.
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Trocaremos con los holandeses
que viven al bajar el río.
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Es peligroso.
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Podrían traicionarnos.
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¿Vale la pena?
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Los mosquetes
sólo matan una vez.
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No, matan muchas veces. Hay que
aprender, como con la flecha.