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¡Pardiez!
No hay forma de hacerlo rimar.
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Lo he intentado.
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No encuentro otra rima para "dama"
que... "rama". Vaya una rima inocente.
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Para "tierno", "cuerno". Una rima dura.
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Para "susurro", "burro".
Una rima estúpida.
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Todas terminaciones de mal agüero.
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No...
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No nací influido por un astro poético,
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ni sé cortejar con frases brillantes.
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Dulce Beatriz, ¿vienes cuando te invoco?
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Sí, señor, y parto cuando me lo mandéis.
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Quedaos pues hasta entonces.
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"Entonces" habéis dicho. Adiós pues.
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Sin embargo...
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...antes de que me marche...
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...quisiera saber lo ocurrido
entre Claudio y vos.
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Sólo palabras agrias.
Ahora, permitid que os bese.
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Las palabras agrias son como el aliento
agrio, así que partiré sin que me beséis.
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Ahuyentáis el valor de las palabras
por la fuerza de vuestro ingenio.
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Claudio ha aceptado mi reto.
O contesta pronto o...
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...haré pública su cobardía.
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Y ahora os suplico que me digáis
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por cuál de mis malas prendas
os enamorasteis primero de mí.
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Por todas a la vez,
que componen un estado tan malicioso
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que no admiten prenda buena alguna
para mezclarse con ellas.
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¿Por cuál de mis buenas prendas
sufristeis primero de amor por mí?
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¡Sufrir de amor! Un buen epíteto,
pues amo en contra de mi voluntad.
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A pesar de vuestro corazón, supongo.
¡Pobre corazón!
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Si tiene pesar por mí,
haré otro tanto por vos.
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Nunca amaré al que odie mi amigo.