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¿Sabes lo malo
de tu historia?
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¿Más correcciones?
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Reposa los juanetes.
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- Moe, una cerveza.
- ¿Por qué no?
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- ¿Es escritor?
- Sí.
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No sabía
que conocías a escritores.
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- Hazme un favor: Cállate.
- No me hagas callar.
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Número 1:
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No me creo que ella le quiera
desde siempre.
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Está por encima de él.
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Eso no es amor.
Es igual que una cárcel.
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Pero en cambio,
si ella lo dejara a él...
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...se arrepentiría tanto,
que se volvería loca.
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¿Qué tal, Cheech?
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Luego hablamos.
Quiero apostar por los Cardinals.
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- Eso está hecho.
- ¡Qué delantera!
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Enséñale buenos modos.
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¿Qué me decías?
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Si la doctora adivina
lo que siente Sylvia...
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Sí eso es, Sylvia.
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En mi barrio había una Sylvia.
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¿Cómo se llamaba? Sylvia Pincus.
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Una gorda judía
con un marido flacucho.
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Lo descuartizó y facturó los trozos
a todo el país.
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¿Tienes que contarlo aquí?
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- Tranquila.
- ¡Mi estómago!
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Hablabas de la obra.
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No me interrumpas.
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Sobre Sylvia.
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Si la doctora
adivina lo que siente...
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...se identificará
con su paciente.
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Así sus celos serán lógicos.
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¿Comprendes?
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El teniente debe discutir
con la doctora.
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¿Por qué no sale eso?
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Así, es una obra nueva.
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Por supuesto.
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Piénsalo.
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¿Cómo sabremos
que Sylvia se arrepiente?
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No lo sé. Espera un momento.
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Podríamos hacer
que se oyera lo que ella piensa.
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¿Pensando en voz alta?
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¿Por qué no? Es teatro.
Y tiene más fuerza.