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Allí hay unos amigos de Gerardo
que tienen hijos...
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No, tienen un hijo,
porque me parece...
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que en Salina todo el mundo
tiene sólo un hijo.
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Allí estaremos,
sin duda, tranquilos...
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y conseguiremos
trabajar algo.
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-Sólo si es necesario.
-Vamos, no eres muy cortés...
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teniendo en cuenta que he venido
a daros el regalo de boda.
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¿De verdad? Qué amable.
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Vaya, mira quién está ahí.
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-No cerrarás el casino.
-¿Por qué tanto rencor?.
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Te diré por qué.
Odio la gente como tú.
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Engañas a la gente
con falsas esperanzas...
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y, cuando logras lo que quieres,
la hundes.
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¿Por qué no te vas a casa
y te calmas?
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Te diré algo. Tu catedral
no verá nunca la luz del día.
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Al menos,
por lo que a mí respecta.
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-Hola. Al final, he vuelto.
-¿Por qué?
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Quiero decirte una cosa.
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Espero que sea una buena noticia.
Por hoy ya he tenido bastante.
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No estoy segura
de que sea creíble, pero...
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He visto a Gina y me ha dicho
que Keith quiere vengarse de ti.
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A toda costa.
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-No es ninguna novedad.
-Hace tiempo, él me dijo lo mismo.
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-Mira esto.
-Mira.
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No puedo ni pensar que
para Pietro estos primeros años...
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no significarán nunca nada,
porque él no lo sabrá nunca.
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No podrá acordarse de este periodo
de intimidad, de proximidad...
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en que me necesitó tanto.
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Esta semana ha hecho un gran cambio.
Se ha quitado el pañal.
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Íbamos a tomarnos dos semanas libres
para enseñarle a hacer pipí.
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-Pero se lo ha quitado solo.
-Se lo ha quitado solo.