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¿ Cómo te llamas?
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Beatrice Russo.
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Beatrice Russo.
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¿ Y tú?
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No se me ocurría
nada que decir.
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¿Nada?
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¿Nada de nada?
¿No le dijiste ni una palabra?
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Bueno, nada, nada, no.
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Le dije cinco palabras.
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-¿ Cuáles?
-Le dije: ''¿ Cómo te llamas?''
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-¿ Y ella?
-Ella dijo: ''Beatrice Russo''.
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''¿ Cómo te llamas?'' son
tres palabras. ¿ Y las otras dos?
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Luego yo repetí
''Beatrice Russo''.
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Don Pablo, yo...
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no quiero molestarle, pero...
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¿no podría escribirme
una poesía para Beatrice?
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¡Pero si ni siquiera
la conozco!
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Un poeta necesita conocer
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al objeto de su inspiración.
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¡No puedo inventar así,
de la nada!
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Tengo... tengo esta pelotita
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que Beatrice se metió en la boca...
La estuvo tocando.
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¿ Y qué?
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Le puede servir
para conocerla.
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Mire, poeta. Si... si pone
tantas pegas por una poesía,
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¿cómo va a ganar
el Premio Nobel?
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Oye, necesito
que me pellizquen