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Maldita sea, esto sabe a agua caliente.
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Oh, Ahí está.
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- ¿Es suficiente?
- ¿Qué demonios es esto?
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Esto no es dinero.
¡Si no tienes dinero, devuélveme el arroz!
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Alto, alto, dejad a este monje
echar un vistazo...
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¡Oh! ¡Esto es...!
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¡Mujer, esto es una pepita de oro!
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Si prefieres el dinero, yo pagaré el arroz.
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Acéptalo a cambio.
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Escuchad todos, ¿hay algún banco por aquí?
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¿No?
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Por lo que puedo ver, vale una bolsa de arroz,
no, tres bolsas.
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Oye, un momento.
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¡Devuélvemelo, es mío!
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¡Oye! No tan rápido.
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No me des las gracias.
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Soy yo quien debería hacerlo.
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Cuando me metí en esa escaramuza
entre Samuráis,
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fui rescatado gracias a tu intervención.
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Si, parecías un dios furioso.
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¿Te has dado cuenta?
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Es lo que ocurre cuando muestras cosas
como una pepita de oro a la gente.
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De hecho, los corazones de la gente
se endurecen y doblan como las vestiduras.
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Me preocuparía que nos atacasen mientras dormimos.
Corremos... ¿eh?
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Así que el jabalí
se convirtió en Tatarigami.
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He seguido sus huellas...
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...pero al descender a la aldea, lo perdí.
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Era lo esperable.
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Mira alrededor tuyo.
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Era una aldea,
cuando vine la última vez
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Inundaciones, charcas de fango...
mucha gente ha muerto, sin duda.
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Guerra, pobreza, enfermedades, hambre;