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¿No sabes nada de él?
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Sé lo que se puede saber
después de tres semanas.
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Y me gustan los hombres
con algo de misterio.
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Gracias.
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¿Algo sobre mí?
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Una idea de trabajo.
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Si no la escribo ahora...
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Son preciosos.
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Son muy pequeños.
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Es que son de adorno.
Siglo XVlll.
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Es tradición
regalárselos a los bebés.
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Son de plata.
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En China se los regalan
al primer nieto, que era mi caso.
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Significa que siempre
estará bien alimentado.
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Y seguro.
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Mi abuelo se los compró
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a un timador que decía
que cambiaban de color
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si tocaban comida envenenada.
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Son mi amuleto de la suerte.
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Estás llena de extrañas
historias y dichos, ¿no?
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Lo heredé de mi madre.
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Al mínimo error en comportarme
como una señorita, me contaba
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lo que le pasa a las niñas
que no hacen su cama
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y llegan tarde al té.
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Así que no juzgo un libro
por sus tapas,
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y nunca miro antes de saltar.
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Sé que es mejor no decir
ciertas cosas, y que...
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la preocupación es el pasatiempo
favorito del diablo.
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Ése no lo conocía.
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¿Lo del diablo?
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Estaba en un rincón enfadadísima,
me soltaba eso.
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Estás preciosa.