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Realmente...
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...hay algo que no puedo ver.
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Pareces tan extraño, Franz.
Me das miedo.
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No puedo verlo.
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No puedo verlo.
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Debería poder verlo,
poder agarrarlo con mis propios puños.
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¿Qué te sucede, Franz?
Tus sienes están rojas de ira.
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Muchos hombres pasan por este camino.
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Hablas con quien quieres,
A mi qué me importa.
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¿Aquí... estuvo aquí?
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¿Así, contigo?
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Ojalá hubiera sido yo.
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No puedo impedir que la gente
salga a la calle...
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...ni decirles que dejen
sus bocas en casa.
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Dejar los labios en casa.
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Sería una vergüenza, son tan hermosos...
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...pero a las avispas les gusta
posarse en ellos.
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¿Y a tí, qué avispa te ha picado?
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Un pecado, tan grueso y ancho...
apesta tanto...
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...que podría ahuyentar
a los angelitos del cielo.
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Tienes una boca hermosa, Marie...
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...y no hay ninguna ampolla en ella.
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- ¡Franz, estás delirando!
- Le vi.
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Dos buenos ojos ven mucho a la luz del sol.
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¿Estuvo aquí?
¿Así? ¿Así?
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Cuando el día es largo
y el mundo viejo...
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...mucha gente puede estar
en un lugar u otro.
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¡No te atrevas a tocarme, Franz!
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Preferiría que me clavaras un cuchillo en el cuerpo
antes de que me pongas tu mano encima.