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¡Salgan, salgan! ¡Ahora!
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¡Frente al automóvil! ¡De rodillas!
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¡Las manos en la cabeza!
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-Avnet, no te precipites.
-¡Cállate!
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¿Tienes las legendarias monedas chinas?
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Respóndeme.
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Uno...
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...dos...
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...tres, cuatro, cinco.
:25:35
¡Dios mío!
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-Sí, tenemos las monedas.
-Perfecto.
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¿Y la llave del baúl de la camioneta?
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-Está en mi cinturón.
-¡Dame!
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-¿Por qué mataste a esos dos tipos?
-Es tu culpa.
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La regla número uno del robo...
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...no debe haber testigos,
y menos si escucharon tu nombre.
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¿Esos son los Nuevos Enemigos Brillantes?
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Sí, son esos.
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¿Cuál es la regla número uno del robo?
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Espera un minuto. No puedes matarme.
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Yo tengo el arma, tú tienes el cerebro
donde la bala se aloja. Simple aritmética.
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¿Y qué hay del comercio?
Yo tengo que comerciar las monedas.
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Me dijiste qué debía hacer.
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Iré a Francia y buscaré a la gente
de mala reputación.
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No debe ser difícil.
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Si me dejas vivir, te haré rico.
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Soy rico.
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Adiós, Bollingsworth.