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No puedo contarle a nadie
mis problemas personales.
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Son demasiado íntimos.
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Pero tú me pareces simpático.
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de ti me puedo fiar.
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Te pondré una vela cada día.
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Incluso vendré a misa los domingos.
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Pero debes proteger
a Malèna Scordia del pueblo.
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Sí, la viuda, por unos años.
Luego me encargaré yo.
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Gracias por venir, ha sido un
un placer tenerla con nosotros.
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La acompaño en el sentimiento.
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Menudo pedazo de chocho.
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¡Cabrones!
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¡Desgraciado!
¡Vuelve aquí!