The Virgin Suicides
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En las siguientes semanas,
casi no las vimos.

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Joe Hill Conley no le llamó
a Therese como prometió.

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Y Lux nunca volvió
a hablarle a Trip.

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Eres una reina de piedra.
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Su único contacto
con el mundo exterior...

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...era a través de los catálogos
que ordenaban que llenaban su buzón

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...con fotos de las últimas modas
y folletos de vacaciones exóticas.

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Al no poder salir,...
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...viajaban con la imaginación a templos siameses
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...o pasaban junto a un anciano
barriendo hojas en Japón.

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Nosotros ordenamos
los mismos catálogos...

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...y hojeándolos, caminamos con ellas
por desfiladeros polvorientos...

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...y nos detuvimos de vez en cuando
para ayudarlas con sus mochilas...

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...poniendo nuestras manos sobre sus hombros tibios..
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...y contemplamos atardeceres color papaya.
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Bebimos té con ellas
en un pabellón.

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Hicimos lo que quisimos.
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Cecilia no había muerto. Era una novia en Calcuta.
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La única manera de acercarnos
a las muchachas...

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...era con las excursiones imposibles
que nos marcaron para siempre...

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...haciéndonos más felices
con sueños que con esposas.

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Coleccionábamos todo lo que podíamos de ellas.
Las Lisbon no salían de nuestras mentes...

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...pero empezaban a borrarse.
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El color de sus ojos se desvanecía
junto con los lugares exactos...

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...de lunares y hoyuelos.
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De cinco,
se habían convertido en cuatro...

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...y todas, las vivas y la muerta...
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...se convertían en sombras.
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Las habríamos perdido por completo
si no nos hubieran contactado.


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