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tuve que envolver el acordeón
entre unos trapos
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para protegerlo del frío.
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Decidí fabricar un estuche para él,
y me quedó muy bien.
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Aún hoy,
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fabrico estuches
para distintos instrumentos.
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De niño, desmontaba
todos los juguetes
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hasta las piezas más diminutas,
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y de ahí he pasado
a los instrumentos musicales.
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Recuerdo que desmonté una vez
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un acordeón que me habían prestado
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y me las maravillé
para montarlo entero de nuevo
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... ¡y funcionaba!
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¡No te muevas!
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Mi tío supuso para mí siempre
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una luz, una guía en mi vida.
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2 o 3 veces al mes,
él venía a vernos
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y siempre nos traía un regalo
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o nos daba unas monedas.
Por eso yo lo quería
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más que a nadie.
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En nuestras giras por el mundo,
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compro muchos regalos
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para llevarle a mi familia.
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¡Para ti, mi lechoncito,
un cerdo!
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Y para ti, un conejo.
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A menudo, cuando estoy nervioso
o tengo un mal día,
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me dedico a desmontar
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completamente cacharros,
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y después los monto de nuevo.
Así es como
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se me ocurrió abrir una fábrica
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dedicada al montaje.
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Una fábrica de estuches
para instrumentos musicales.
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¿Quién sabe si algún día
fabricaremos también acordeones?